Cuentos y leyendas ecuatorianas

     Cuentos y leyendas ecuatorianas 

Cuenta la leyenda, que había un padre quien salía todas las noches a beber un poco de aguardiente, pero para salir sin que nadie se de cuenta, él escapaba por una ventana que estaba en lo alto de una iglesia, y para esto, tenía que subir en un brazo de la estatua de Cristo.


Una noche, cuando el padre intentaba escapar para hacer su cotidiana escapada, subió al brazo de la estatua de Cristo, pero de repente, oyó una voz que provenía de la imagen del Cristo volteo que le dijo:

"¿Hasta cuando padre Almeida?"


El padre sin mucha demora, contestó de manera jocosa:

"Hasta que vuelva."

Y sin dudar más o darse cuenta de lo sucedido, se marcho tranquilamente.


Tras varias horas de haberse emborrachado a su total antojo, el Padre salió de la cantina tambaleándose mientras caminaba. De pronto y sin darse cuenta, chocó con unos hombres altos vestidos de negro quienes llevaban un ataúd, y que gracias al impacto, dejaron caer su carga.


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Cuando el Padre almeida vio el ataúd en el piso, reaccionó de inmediato y no podía creer lo que estaba viendo con sus propios ojos. La persona que estaba dentro del Ataúd era él mismo.

Muy asustado y sabiendo que era una señal divina, el Padre Almeida hizo la promesa de jamás volver a tomar de nuevo y seguir el camino de rectitud que se había prometido antes. Desde ese momento, se dice que la cara de la estatua del Cristo se ve más sonrien




La cantuña y su pacto con el diablo


Este relato cuenta la historia de Cantuña, un indígena famoso por su habilidad en la construcción y por ser descendiente cercano del conocido guerrero Rumiñahui.

La historia sucede cuando los padres de la Iglesia de San Francisco de Quito le encargan el trabajo de construir el atrio de la iglesia.

El pago era muy bueno, una suma considerable, la cual recibiría cuando cumpliera el plazo acordado de seis meses.Si no terminaba la construcción en ese periodo, no le pagarían ni un centavo.

Cantuña comienza la labor con mucho entusiasmo, pero era una tarea bastante difícil. Pasa el tiempo y la obra no estaba concluida, por eso al ver que el plazo se acercaba a su fin, le invade la preocupación y desesperación.

Su gran sufrimiento llega a oídos del Diablo, quien decide presentarse ante él para ofrecerle su ayuda construyendo el atrio antes del amanecer, solo que la única condición sería que a cambio le entregaría su alma como recompensa.

El indio acepta, pero le impone la regla de que deberá concluir las obras lo más rápido posible y de que todas las piedras sean colocadas sin que sobre alguna.

Lucifer accede y con la ayuda de sus diablillos avanza rápidamente, colocando cada piedra en su lugar. Fueron tan acelerados los trabajos que el atrio estuvo listo a la media noche.

Entonces el Diablo se prepara para recibir su paga; ahí es cuando Cantuña lo detiene y le dice que había incumplido con el trato porque no colocó hasta la última piedra de la construcción.

Resulta que antes de que los ayudantes del Diablo comenzarán con la tarea, él ingeniosamente grabó en una de las piedras que quien la tocara le daría reconocimiento solo a Dios.

Durante la noche, los demonios que hicieron el trabajo no pudieron terminarlo porque no pudieron tocar la piedra grabada.

Así que, Lucifer impresionado ante tal engaño por un simple mortal, se va nuevamente al infierno sin su recompensa.

De esta manera, Cantuña salva su alma.













 

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